lunes, 17 de agosto de 2015

historias de tarde

Los misterios y el miedo son cosa de noche. Normalmente, sí. Pero a veces también cuelan de tarde... 

Me refiero a unas historias que escuchaba yo de pequeño en "La Ventana del Verano". En los veranos, aquellos veranos de cuando era crío, en los que esperabas que fuera media tarde para bajarte con la bici con los amigos... Había que rellenar el tiempo con la ventana bajada para que no entrara todo el caloret

Así que mi habitación estaba a oscuras. Y en la radio, en la SER, sonaba el programa de Gorka Zumeta y Goyo González. Bueno... y "el Conde", que era José Antonio Páramo. Y los martes además tenía una sección Anthony Blake. Contaba unas historias de misterio y terror para que los oyentes buscaran una explicación... O simplemente imaginaran. Aquellas historias me encantaban, y siendo un crío, qué mejor que pasar el rato antes de ir con la bici escuchando historietas. 

El radiochip que vamos a escuchar hoy es un trozo de las intervenciones de los oyentes y de la resolución de la historia de un martes cualquiera. Iba de un chaval que se miraba al espejo y... Radiochip mamoaparente:



Recuerdo otra de las historias perfectamente... La recuerdo tan bien que me parecía que la historia la tenía grabada... pero no. Además tenía relación con la radio. Resumiendo... Era una especie de familia que se trasladaron a una nueva casa y donde decían que sonaban voces. La gente inventó mil explicaciones, y al final era que por no sé qué método, era la señal de RNE la que sonaba entre aquellos barrotes, con la voz tan distorsionada que parecían fantasmas. Yo recordándolo ahora no se me ocurre cómo, pero por aquel entonces me quedé muy tranquilo pensando que la explicación era esa. 

Era curiosa aquella sección... Oído ahora, me sorprende eso de que sea el colaborador el que interaccionase con los oyentes directamente, me sorprende que me diera tanto miedo cuando ahora no me da tanto, y sobre todo me sorprende que algunos oyentes estuvieran tan aparentemente acojonados. No... lo que más me sorprende es que estuvieran 3 personas más un colaborador a la vez en antena. Ahora los programas tienden a ser más unipersonales y con el colaborador que sea. 

A lo que iba... Y voy terminando... Cuando hablo muchas veces de que cuando era crío, la SER la escuchaba tranquilamente... Y que pasan los años, y en vez de amoldarme más a la edad de su público objetivo, me siento a veces viejo. Quizás... Porque como escuchamos en este radiochip, un martes por la tarde podían hablar de historias de terror, de tarotistas, o de lo que fuera. Pero se podía estar una hora entera sin que la política se mezclase con todo. 

Al final, estas historias de Blake eran ratos de puro entretenimiento. Con dos presentadores que se daban al entretenimiento, y con un locutor de radio que hacía un personaje de puro entretenimiento. Para que me entendáis... Más "recreo" de verano, y menos "café". Al verano radiofónico yo le suelo pedir que me entretenga. Fuera de informativos, quiero que me cuenten cosas intrascendentes. Que me ayuden a pasar el rato tumbado en la cama, en la piscina, de camino a donde sea...

Quiero un poco de intrascendencia en la radio. Un poco de historias, un poco de originalidad, un poco de ambiente y un poco de... no sé. Radio de verano. Quiero que la radio me dé algo que me diga que no le dé más vueltas a las cosas, porque no tiene sentido. Que todo, si es posible, sea producto de la imaginación.

Cuando no hay ni riesgo ni imaginación es cuando verdaderamente el verano no existe

1 comentario:

  1. A Anthony Blake le tengo mucha manía. Su sección no me gustaba nada, aunque la intención fuera buena. En el Un, dos, tres tampoco me gustaba. Por lo demás, de acuerdo con el post.

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